LA CASA DE LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES

domingo, 16 de agosto de 2020

La caballería en color según John Ford

La legión invencible (She Wore a Yellow Ribbon, 1949) es el segundo título que compone la Trilogía de la Caballería del genial John Ford y el único filmado en color. Este magnífico western está ambientado en los días siguientes a la desastrosa batalla de Little Big Horn y nos presenta a un John Wayne convenientemente envejecido para su papel: el del capitán Nathan Brittles, un veterano oficial de caballería a quien tan solo le quedan seis días para jubilarse. Pero su última de semana en el cargo no le resultará nada fácil, ya que Brittles debe enfrentarse a dos serios problemas: atajar las incursiones protagonizadas por grupos de indios en pie de guerra tras la aplastante victoria de Toro Sentado sobre el general Custer e impedir que sus dos primeros oficiales, los tenientes Cohill (John Agar) y Pennell (Harry Carey Jr.), se peleen por conseguir que la guapa sobrina del comandante del fuerte, la coqueta Olivia Dandridge (Joanne Dru), luzca una cinta amarilla en el pelo como señal de compromiso con alguno de ellos.



El espectacular uso del Technicolor a cargo del operador Winton C. Hoch le valió el óscar a la Mejor Fotografía, galardón especialmente merecido por la escena en que la comitiva de carros atraviesa el inmenso paisaje de Monument Valley en mitad de una amenazadora tormenta eléctrica, mientras se lleva a cabo la operación de un soldado herido. “She Wore a Yellow Ribbon”, basada en los relatos War Party y The Big Hunt, de James Warner Bellah, publicados en la revista The Saturday Evening Post, es una obra maestra del cine que acusa, con su ritmo apacible y melancólico, la influencia del pintor Frederic Remington en la estética del western fordiano. Los tonos anaranjados y rojizos de la puesta de sol, que no se habían visto en un western desde el estreno de la inolvidable “Duelo al sol”, cuatro años antes, combinan perfectamente con el color de la tierra arcillosa donde se alza el fuerte de caballería. El director ya había experimentado anteriormente con el color en Corazones indomables (Drums along the Mohawk), en 1939, con excelentes resultados artísticos.

 

A sus cuarenta y dos años, John Wayne compone un militar a punto de jubilarse antológico, que oscila entre la nostalgia en las conversaciones que mantiene con su difunta esposa en el cementerio del fuerte, la contundencia con que mantiene firmes a sus subordinados más jóvenes, la camaradería socarrona hacia el sargento Quincannon (encarnado por el impagable Victor McLaglen, en una de sus acostumbradas interpretaciones de soldado irlandés borrachín, que aporta el toque humorístico de la película) y su trato paternalista de la joven Olivia, que le recuerda a su esposa. Aunque una de las frases que más repite a lo largo del film es “No se disculpe. Es signo de debilidad”, su personaje rezuma una humanidad de fondo que solo John Wayne era capaz de expresar.

 

La película, producida por Argosy Pictures y escrita para la pantalla por el guionista Frank S. Nugent, contaba con memorables actuaciones de otros intérpretes habituales en la cinematografía de John Ford, como es el caso de Mildred Natwick, en el papel de Abbey, la mujer del comandante; Ben Johnson, como el sargento Tyree; y Arthur Shields en el papel del médico irlandés del destacamento. Todos ellos se encargaron de dar vida a una galería de personajes que siguen resultando inolvidables para cualquier aficionado al cine. Como confiesa el personaje de Robert Redford en Habana, de Sidney Pollack: “Me encantan las películas del oeste. No sé qué tienen que ver con nada, pero me gustan”. Desde este blog suscribimos enteramente sus palabras, sobre todo cuando nos hallamos ante un western de la magnitud de La legión invencible.

 

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