LA CASA DE LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES

martes, 11 de julio de 2017

Tiempo y espacio (T. S. Eliot)


Versión de Ricardo José Gómez Tovar ©



Este bellísimo poema data de la primera etapa de Thomas Stearns Eliot, uno de los mayores escritores del siglo XX. En sus inolvidables versos, al igual que sucede en muchas otras de sus composiciones, pero muy especialmente en su obra cumbre Four Quartets (Cuatro Cuartetos), el poeta expresa una profunda preocupación por el tema del tiempo y su misteriosa conexión con la eternidad. Al ser humano no le queda más remedio que tratar de vivir sus efímeros momentos de felicidad como si fueran eternos, mensaje que se adapta a la perfección a la letra y el espíritu de la película One Way Passage (Pasaje de ida, 1932), uno de los hitos del cine romántico, la cual analizaremos detenidamente en el próximo artículo. Mientras tanto, degustemos el magnético idealismo de este poeta filósofo o filósofo poeta nacido en Saint Louis, Misuri, en 1888 y que se despidió del mundo en la Inglaterra de 1965.





Time and Space

If Time and Space, as sages say,
Are things which cannot be,
The sun which does not feel decay
No greater is than we.
So why, Love, should we ever pray
to live a century?
The butterfly that lives a day
Has lived eternity.

 The flowers I gave thee when the dew
 Was trembling on the vine,
 Were withered ere the wild bee flew
 To suck the eglentine.
 So let us haste to pluck anew
 Nor mourn to see them pine,
 And though our days of love be few
 Yet let them be divine.

If Space and Time, as sages say,
Are things which cannot be,
The fly that lives a single day
Has lived as long as we.
But let us live while yet we may,
While love and life are free,
For time is time, and runs away,
Though sages disagree.





Tiempo y espacio


Si el tiempo y el espacio, tal como afirman los sabios,
son cosas que no pueden ser,
el sol que no siente deterioro
no nos aventaja en grandeza.
¿Por qué, entonces, Amor mío, deberíamos rezar
para vivir un siglo?
La mariposa que vive un solo día
ha vivido la eternidad.

Las flores que te entregué cuando el rocío
temblaba sobre la enredadera
ya marchitas estaban antes de que la abeja silvestre
volara hacia ellas para succionar su eglantina.
Así pues, apresurémonos a cortarlas de nuevo
 sin guardar luto por verlas languidecer,
Y aunque nuestros días de amor sean pocos,
dejemos que sean divinos.

Si el espacio y el tiempo, tal como afirman los sabios,
son cosas que no pueden ser,
la mosca que vive un solo día
ha vivido tanto como nosotros.
Así pues, vivamos mientras podamos,
mientras que el amor y la vida gratuitos sean,
Pues el tiempo, tiempo es, y corre con fugacidad,
Aunque a esto los sabios no den su conformidad.




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