James
Garner se ha ido, tal vez para fijar definitivamente su residencia en ese
mítico oeste que ayudó a crear en la serie de TV Maverick, y en comedias del género tan entrañables como También un sheriff necesita ayuda y Látigo. Aunque el Gran Garner era
demasiado versátil como para limitarse a los salones de juego del Far West y los
suntuosos barcos-ruleta que surcaban las aguas del Misisipi y no tardó en
probar suerte como el teniente de vuelo (y eficaz proveedor) Hendley de La Gran Evasión, ese tipo tan bien
peinado que afirmaba haber bebido té una sola vez en su vida, cuando se encontraba
convaleciente en un hospital, y que se las ingeniaba para conseguir los artículos
más variopintos en los estrechos límites de un campo de confinamiento alemán.
También en La americanización de Emily,
junto a su querida Julie Andrews, se encargaba de suministrar los productos más
selectos al general con quien servía de ayudante pocos días antes del Día D,
siempre con su sonrisa infalible y la campechanía del americano típico que Hollywood
proyectaba a través de actores como el mismo Garner, Glenn Ford, Van Johnson o
William Holden.
Además, este inolvidable intérprete oriundo de
Oklahoma formaría pareja en dos ocasiones con Doris Day en las divertidas comedias
Apártate cariño y Su pequeña aventura, ambas realizadas en
1963, sería el ejecutivo de quien se enamora Natalie Wood en El potentado, y nos regalaría otros
papeles tan inolvidables en films de los años 50 y 60 como el del marine que rompe
las barreras interraciales al salir con una muchacha japonesa en Sayonara (donde el protagonismo recaía
en Marlon Brando), el único soltero del grupo de casados que deciden ponerle un
piso a Kim Novak en Una vez a la semana,
el amnésico que recorre las calles de Manhattan en La mujer sin rostro, el comandante norteamericano raptado por un
grupo de alemanes en 36 horas, el temerario
piloto de carreras de Grand Prix, el
amigo que ayuda a Dyck van Dyke a fingir su propia muerte en El arte de amar y el novio de Audrey
Hepburn en La calumnia.
En los años 70, Garner se convertiría en una cara
conocida en la pequeña pantalla gracias a la serie policiaca Los casos de Rockford, aunque ya se había
metido en la piel de un detective con su habitual solvencia en Marlowe, detective muy privado en 1969. La
década le vio participar en otro western satírico y antirracista, Los trotamundos, mientras que en los 80
conocería nueva popularidad como el gangster de Victor o Victoria, de Blake Edwards, donde repetía pareja con Julie
Andrews, y el galán otoñal de El romance
de Murphy, junto a Sally Field.
Volviendo la vista atrás, uno de los primeros
papeles que logró este actor que ya no se encuentra físicamente entre nosotros,
pero que jamás nos abandonará, fue el de un piloto de aviones experimentales en
una película de 1957 que llevaba por título original Toward the Unknown (literalmente, Hacia lo desconocido). Por mi
parte, te deseo un feliz viaje hacia esos territorios, amigo Garner.
Se me olvidaba. Si le ves, dale mis recuerdos a tu
compañero de fuga Steve McQueen, que ya lleva unos cuantos años jugando al béisbol
en solitario en la “neverra” y seguro que está deseando pedirte que le consigas
un guante nuevo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario