LA CASA DE LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES

domingo, 8 de septiembre de 2013

LA CARTA DEL EDITOR

Estimado Sr. Shakespeare:

Tras valorar detenidamente los tres originales que nos remitió a fin de que considerásemos su posible publicación, lamento comunicarle que no son de nuestro interés. El estilo de sus obras es demasiado ambicioso para lo que el lector espera hoy día. Su poético lenguaje complica en exceso la comprensión del texto y la abundancia de metáforas y referencias cultas resulta confusa. Julio César no está mal, aunque le aconsejo que revise los cánones de la narrativa histórica actual y los adapte a esta obra. Lo que interesa es el efecto más descarnado, la violencia sin reflexiones discursivas, el realismo sucio y la ausencia de figuras retóricas. Sí, veo que su fuerte son los diálogos, y la verdad es que se nota que se los ha trabajado a fondo, pero no encajan en lo que nosotros publicamos. Con Macbeth tal vez podría hacerse algo. Sí, las tres brujas añaden un cierto morbo (aunque algo añejo, señor Shakespeare, todo hay que decirlo), pero podría hacer que el joven Malcolm estudiase en una escuela para magos adolescentes y añadir así un poco más de fantasía al conjunto. Para terminar, es innegable que Hamlet reúne el suficiente grado de muertes truculentas como para atraer el interés de algunos de nuestros lectores, pero creo que debería darle todo el protagonismo al fantasma del rey Hamlet para hacerlo más ameno a las generaciones más jóvenes, además de incluir otros seres sobrenaturales en su trama. Por cierto, yo en su lugar suprimiría el filosófico monólogo del personaje titular, ya que resulta de lo más monótono, y lo sustituiría por un tórrido affair entre Hamlet y la dulce Ofelia narrado de la forma más explícita posible.
Deseándole numerosos éxitos en el futuro, y agradeciéndole la confianza depositada en nuestra editorial, le saluda atentamente,

Juan Nadie, Director Gerente,
Ediciones Anodinas de Ayer y Hoy



P.D.: Si me permite el consejo, debería cambiarse el nombre en caso de que desee emprender seriamente una carrera literaria. William Shakespeare carece totalmente de tirón comercial. Lo que se llevan actualmente son nombres cortos como Dan Brown. Will Shaks sería mucho más fácil de recordar, y si lo deja en Bill Saks o en Billy Sax, mejor todavía.